Como parte del JetBlue 25 for 25 Challenge, recientemente me vi forzado a quedarme una noche en el área del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York (JFK). Mi último vuelo de la noche estaba programado a llegar a JFK a las 9:33 p.m., mientras que mi primer vuelo la próxima mañana salía a las 8:20 a.m. A pesar de mi lealtad a Hyatt y de contar con certificados y puntos disponibles con Marriott, con poco más de 11 horas entre medio de esos dos vuelos no hacía sentido alejarme mucho de JFK, así que escogí el TWA Hotel, ubicado en el mismo Terminal 5 de JetBlue en JFK.

El TWA Hotel es una obra maestra de preservación arquitectónica que revive la elegancia de la era dorada de la aviación. El edificio original, conocido como el TWA Flight Center, fue inaugurado en 1962 y diseñado por el reconocido arquitecto finlandés-estadounidense Eero Saarinen, quien plasmó en su diseño las líneas curvas y futuristas que definieron una época de optimismo en los viajes aéreos.
Tras el declive y eventual desaparición de Trans World Airlines (TWA), el terminal cerró sus puertas en 2001, permaneciendo vacío por varios años. Sin embargo, su valor histórico y arquitectónico motivó un ambicioso proyecto de restauración que comenzó en 2015, con el objetivo de transformar el icónico terminal en un hotel moderno que conservara su esencia original.
El TWA Hotel abrió oficialmente en mayo de 2019, incorporando 512 habitaciones, múltiples restaurantes y bares, un conference center, una piscina con vista a las pistas y un museo dedicado a la historia de TWA y al diseño de mediados del siglo XX. Cada detalle, desde los uniformes del personal hasta los muebles y el famoso tablero de llegadas Solari, busca transportar a los huéspedes a la sofisticación y encanto del pasado, combinando nostalgia con confort contemporáneo.
Esta era mi segunda estadía en el TWA Hotel y mi tercera visita, ya que en una ocasión también lo visité durante una escala larga en JFK. Encontrar el hotel es muy fácil: si vuelas al Terminal 5 de JetBlue, debes dirigirte al área derecha de baggage claim, donde encontrarás un elevador que no solo te llevará al hotel, sino que también te transportará directamente a los 1960s.
Si llegas en carro, puedes hacerlo directamente sin tener que entrar a un terminal del aeropuerto. Si vienes en el JFK AirTrain, simplemente te bajas en la parada del Terminal 5 y caminas hasta el terminal de JetBlue. Desde allí bajas al área de baggage claim para tomar el ascensor que conecta con el hotel.
Las alfombras rojas son parte esencial del lobby y los pasillos del hotel, aportando ese toque cinematográfico tan característico. Entre las peculiaridades del lugar se encuentra un salón donde los huéspedes pueden jugar Twister, una muestra del humor y nostalgia que envuelven toda la propiedad.
El hotel completo funciona casi como un museo viviente, repleto de fotos y artefactos de la era dorada de TWA. Probablemente la atracción más popular sea Connie, un Lockheed Starliner L-1649A de 1958, convertido hoy en un cocktail lounge sobre la pista.


El hotel cuenta además con un food court y varios restaurantes. En el centro del lobby se encuentra The Sunken Lounge, donde puedes comer, disfrutar un trago o simplemente relajarte con vistas hacia Connie.
También hay una tienda de regalos bien surtida.

Otro de los atractivos más comentados es el rooftop pool, abierta de 7 a.m. a 11 p.m. Los huéspedes pueden usarla sin reservación entre 7 a.m. y 10:45 a.m.; fuera de ese horario se requiere reserva. El uso es gratuito entre el 1 de noviembre y el 1 de mayo. Fuera de esas fechas, los adultos deben pagar $25 y los niños de 5 a 12 años $10 (gratis para menores de 5).
Las habitaciones del TWA Hotel son sencillas pero funcionales. Como suele ocurrir en los hoteles ubicados dentro de aeropuertos, la mayoría de los huéspedes se hospedan solo una noche, así que el espacio cumple su propósito a pesar de ser relativamente pequeño.
Un detalle curioso es que no hay zafacón como tal; en su lugar, hay un área sobre el counter donde el hotel solicita colocar la basura y los objetos reciclables.
Tampoco hay unclóset, sino una pequeña sección donde se pueden colgar dos o tres piezas de ropa, junto a una mini nevera.
Afortunadamente, en el baño sí hay un zafacón.
El hotel ofrece habitaciones con vista a las pistas de JFK, aunque la mía en esta ocasión no lo era.
A pesar de la cercanía al aeropuerto, el soundproofing es excelente; no se escuchan los aviones ni el tráfico exterior.
El servicio en el TWA Hotel no es su punto fuerte. La propiedad es grande y algo impersonal. Si todo en tu habitación funciona bien, como en mis dos estadías, no tendrás inconvenientes. Pero si necesitas asistencia, puede que tengas que esperar un poco más de lo deseado.
Hospedarse aquí no es económico. El hotel aprovecha su ubicación privilegiada para cobrar tarifas que suelen rondar los $500 por noche. No obstante, en ocasiones se pueden conseguir tarifas desde $300 o menos, especialmente si reservas a última hora. Inicialmente las tarifas para mi noche reciente estaban en sobre $500 por noche, pero aproximadamente una semana antes bajaron a poco menos de $279 (más impuestos).
Otra cosa a tener en mente sobre este hotel es que es independiente y no pertenece a ninguna cadena.
Si tienes un vuelo temprano desde JFK, hospedarte en el TWA Hotel es una alternativa fantástica, especialmente si vuelas con JetBlue o desde el Terminal 5. Si tu vuelo sale de otro terminal, también puede valer la pena, siempre y cuando el precio sea razonable.
Si tienes TSA PreCheck y vuelas desde el Terminal 5, considera que la caminata desde tu habitación hasta la puerta de embarque puede tardar entre 15 y 25 minutos. Esto significa que podrías salir de tu habitación solo una hora antes del vuelo (o menos si no vas a facturar equipaje).
Si te interesa quedarte en el TWA Hotel, contacta a nuestros amigos de Elevara Travel para que te ayuden con tu reserva.







