Aunque JFK–Portland International Jetport (PWM) fue mi segundo vuelo como parte del JetBlue 25 for 25 Challenge, marcó el inicio de la primera semana dedicada por completo al Challenge. Éste fue el primero de tres vuelos ese mismo día y también mi primer vuelo en un A220 de JetBlue: más pequeño que los A320/A321, pero muy cómodo, moderno y eficiente.
De camino a JFK recibí una notificación de atraso moviendo la salida a la 1:00pm (en vez de las 12:00pm). Esto me dio un poco de pánico porque, aunque no afectaba el segundo vuelo del día, sí ponía en riesgo llegar al tercero y podía desbaratar toda la Ronda 1. Por suerte, tres minutos después llegó otra alerta: el vuelo volvía a su horario original de las 12:00pm. No es raro que JetBlue mueva horarios y luego los restituya, pero nunca había recibido dos notificaciones tan contradictorias tan seguidas.
Cuando pensé que se acabó el drama, anunciaron en el gate que el avión asignado llegaría ~30 minutos tarde. Entre una cosa y otra, salimos unos 20 minutos después de lo previsto, pero con un tiempo en aire de 43 minutos (bloqueado para 1h15), aterrizamos a tiempo.
Para ser un tramo tan corto, me sorprendió ver el mismo servicio de snack y bebidas gratis que JetBlue ofrece en vuelos de varias horas. Además, quienes estaban en asientos EvenMore recibieron una galleta de chocolate chip antes del servicio. El avión iba con bastantes asientos vacíos, incluyendo los dos a mi lado, así que tuve la fila completa para mí. Nice!
Mi entretenimiento durante el vuelo: el partido de cuartos de final femenino del US Open entre Jessica Pegula y Barbora Krejčíková. Empezó al abordar y terminó justo después de aterrizar. Al llegar a PWM —aeropuerto al que nunca había volado— caminé por la combinación de jetbridge y pasillo más largo para un vuelo doméstico que recuerdo. Por un momento pensé que alguna puerta seguía cerrada por error, pero finalmente llegué al gate desde donde abordaría el mismo avión de regreso a JFK pocos minutos más tarde.
Esta fue la primera de seis veces (hasta ahora) en el Challenge que regresé en el mismo avión al aeropuerto de origen. John F. Kennedy International Airport (JFK) se convirtió en mi tercer aeropuerto del recorrido.
La salida a JFK estaba programada para menos de una hora después del aterrizaje desde JFK. Abordamos y cerramos puerta a tiempo, pero el capitán anunció que debíamos esperar a que la FAA autorizara una hora de llegada a JFK. La autorización tardó ~30 minutos.
El tramo PWM–JFK duró un poco más (48 minutos) que el de ida (43 minutos). El servicio a bordo fue idéntico. Este vuelo sí iba lleno, incluyendo al menos dos personas más que estaban haciendo el Challenge.
Me quedaba un vuelo más en el día. Un atraso de 20 minutos al llegar al gate no puso en riesgo mi conexión, pero sí me descuadró el plan de almorzar/cenar con calma en JFK. Tuve que comprar algo para llevar, empezar a comer en el gate y terminar en el avión. Al menos pude comer algo que no fueran platanutres y chocolate chip cookies.
El último y más largo vuelo del día fue JFK–Southwest Florida International (RSW) en Fort Myers, mi cuarto destino del Challenge. El vuelo salió y llegó a tiempo.
Para mi sorpresa, otra vez tuve la fila completa para mí. El avión iba bastante lleno, pero más de la mitad de los asientos Even More estaban vacíos. Tras dos vuelos viendo tenis, cambié al cine: The Amateur, con Rami Malek. No es la gran cosa, pero para verla en un avión estuvo bien. Duraba justo dos horas y el vuelo fue de 2h35, ideal para para un vuelo de esta duración.
Uno de los beneficios de status Mosaic con JetBlue es bebidas alcohólicas gratis. La selección de cervezas no es muy amplia con JetBlue, pero para “celebrar” el cierre de un día exitoso pedí una Bud Light.
Después de ocho horas volando, a dormir en Fort Myers y prepararme para el segundo día de vuelos.