Este sería uno de los días más intensos del JetBlue 25 for 25 Challenge. Habían pasado once días desde que completé la Ronda 1 y, por primera vez en mi vida, haría cuatro vuelos en un mismo día. También sería el día con el vuelo más temprano de todo el Challenge: salida a las 7:25 a.m. desde San Juan (SJU) hacia Tampa International Airport (TPA), mi destino número 12 del Challenge.
En Tampa tenía una conexión de poco más de una hora, así que era crucial que el vuelo saliera a tiempo, y afortunadamente así fue. Al abordar, noté que este Airbus A321 era de los aviones más viejos que había visto en mucho tiempo dentro de la flota de JetBlue.
Los controles estaban en el descansabrazo y las pantallas no eran las modernas que se ven en la mayoría de los aviones de JetBlue.
Lo peor fue que el internet nunca funcionó durante todo el vuelo.
Este detalle contrasta con la experiencia habitual de JetBlue, donde el internet suele estar disponible desde el embarque hasta el aterrizaje. Planeaba trabajar durante el trayecto, pero la falta de conexión limitó bastante lo que pude adelantar.
El vuelo iba completamente lleno — tan lleno que había dos pilotos de otras aerolíneas viajando en el cockpit y una azafata fuera de servicio en un jumpseat trasero. La mitad del avión regresaba de asistir a un concierto de Bad Bunny; nunca había visto tantas pavas juntas en un mismo vuelo.
En esta ocasión no tuve la suerte de tener la fila para mí solo, aunque sí logré un asiento de pasillo EvenMore. Era apenas el tercer vuelo en doce del Challenge en que alguien se sentaba al lado mío. Un detalle curioso: la azafata pidió a todos los pasajeros saludarse entre sí antes del despegue y a despedirse luego de aterrizar, algo que nunca había vivido antes. Después de poco más de dos horas y media, llegamos puntualmente a TPA.
Gracias a que el vuelo anterior llegó a tiempo, pude conectar sin problema con mi siguiente destino: LaGuardia Airport (LGA), mi aeropuerto número 13 del JetBlue 25 for 25 Challenge. LGA es el único aeropuerto principal del área de Nueva York que no suele tener vuelos directos a San Juan, debido a las restricciones de perímetro que prohíben vuelos de más de 1,500 millas (excepto los sábados y para vuelos a Denver). Recientemente Frontier anunció vuelos entre SJU y LGA los sábados, que comienzan en diciembre.
Antes de abordar, personal de la TSA verificó la identificación de todos los pasajeros en el área del gate, algo que nunca había presenciado.
No sé si fue una revisión extra al azar o una revisión específica, pero no causó demoras. El vuelo salió a tiempo y aterrizó incluso antes de lo previsto, tras poco más de dos horas.
El avión iba a dos tercios de capacidad, pero pude disfrutar de una fila completa para mí con asientos EvenMore y, esta vez, con internet disponible todo el vuelo. Hasta conecté mi mouse a la laptop para aprovechar el trayecto.
El aeropuerto de LaGuardia, que solía ser el peor de Nueva York, se ha transformado gracias a sus remodelaciones recientes: hoy es uno de los mejores del país.
Intenté almorzar en el Chase Sapphire Lounge by The Club, pero no me permitieron la entrada porque mi próximo vuelo de conexión no salía desde LGA, sino desde JFK. Lo mismo ocurrió en el Centurion Lounge de American Express. Ninguno de los dos lounges aceptó hacer una excepción, así que terminé almorzando en Wendy’s por $20. Not ideal.
Luego tomé un Lyft hacia el TWA Hotel en el Terminal 5 de JetBlue en JFK, donde dormiría esa noche. El trayecto entre LGA y JFK tomó unos 40 minutos, lo habitual en esa ruta.
Como tenía tiempo, decidí hacer check in antes de mi tercer vuelo del día para poder ir directo a mi habitación al regresar en la noche. Como todavía faltaban dos horas para el próximo vuelo, pude descansar y trabajar cómodamente desde mi habitación.
Diez minutos antes de comenzar el abordaje, salí de mi habitación en el TWA Hotel y llegué justo cuando comenzó el boarding al gate. Buffalo Niagara International Airport (BUF) fue mi destino número 14 del JetBlue 25 for 25 Challenge. Curiosamente, ya había volado antes en mi vida desde BUF, pero nunca hacia BUF. BUF es uno de dos aeropuertos en mi itinerario para el Challenge con esa particularidad (el otro es PBI).
Este fue un vuelo corto—unos 45 minutos—operado en un Airbus A220, actualmente mi avión favorito de la flota de JetBlue. Aunque mi fila EvenMore estaba llena, no importó mucho dada la corta duración. El vuelo salió y llegó a tiempo.
Pude haber pasado la noche en BUF, pero eso habría significado un vuelo de regreso a las 6 a.m., así que opté por regresar a JFK esa misma noche en el mismo avión. Por eso fue que terminé haciendo cuatro vuelos en un día, algo que inicialmente estaba evadiendo mientras construía mi itinerario para el Challenge.
Este vuelo marcó la primera vez en el Challenge que repetía un aeropuerto que no contaría entre los 25 necesarios para completar el Challenge. Haberlo evitado hasta el vuelo número 15 fue una victoria de logística.
Con el avión a dos tercios de capacidad, tuve nuevamente una fila completa para mí. Viajaba al menos una persona más en este vuelo que participaba en el Challenge.
Celebré el cierre de esta larga jornada con unos Goldfish y una Bud Light. El vuelo aterrizó antes de lo previsto, 14 horas después de haber despegado de SJU. Fueron 2,850 millas náuticas voladas en el día y estuve en el aire un total de casi ocho horas.

Llegué a mi habitación del TWA Hotel exactamente a las 9:33pm, hora a la que se suponía llegáramos a JFK. Honestamente, ni me sentía tan cansado. Ciertamente no estar enfermo hace mucha diferencia.
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