SJU-EWR (19)
Luego de un mes sin vuelos, había llegado el momento de regresar al aire para acercarme a la conclusión del JetBlue 25 for 25 Challenge. Antes de llegar al aeropuerto de San Juan (SJU), me sentía un poco nervioso ya que éste sería mi primer vuelo desde el cierre del gobierno federal y no sabía qué impacto podría tener. Afortunadamente, todo parecía operar con bastante normalidad en SJU, así que, a pesar de que el viaje al aeropuerto tomó unos 20 minutos más de lo usual por el tráfico, pude abordar justo cuando invitaron a los pasajeros Mosaic a subir al avión.
Newark Liberty International Airport (EWR) fue mi destino número 19 del Challenge. Éste también fue el primer día desde que comencé a volar exclusivamente para completar el Challenge en que solo tendría un (1) vuelo. Inicialmente tenía un segundo vuelo pautado, pero tuve que cancelar esos planes luego de un cambio en el itinerario del vuelo de SJU a EWR que hizo la conexión imposible.
Como era de esperarse con un vuelo saliendo de SJU, el mismo estaba lleno. Aun así, pude seleccionar un asiento de pasillo EvenMore Space. El vuelo salía a las 5:00 p.m. y llegaba a EWR a las 9:04 p.m., por lo que mi plan era cenar a bordo los croissants de jamón y queso que JetBlue suele ofrecer en vuelos más largos de 3.5 horas. Desafortunadamente, no habían croissants disponibles, así que terminé sin cenar hasta llegar a mi hotel a las 10:00 p.m.
Como mi fila estaba llena, opté por no sacar la computadora para trabajar durante el vuelo. En vez, vi la película Last Breath, protagonizada por Woody Harrelson. Buena elección para ver en un avión.
Al finalizar la película, mientras nos acercábamos a EWR, los canales de televisión estaban disponibles, así que aproveché para ver parte del primer juego de la temporada de la NBA entre Houston y Oklahoma City.
Este vuelo tuvo una duración de tres horas y cuarenta minutos, siendo el segundo más largo del Challenge hasta el momento (apenas 24 millas más corto que el vuelo inaugural de SJU a PVD). Salimos y llegamos un poco antes de lo previsto, sin novedades destacables, más allá de un service dog enorme perteneciente a una figura pública de Puerto Rico cuyo nombre no voy a revelar. Al menos parecía que habían comprado un asiento para el perro.
Al llegar a EWR, tomé un Lyft hasta el Hyatt Regency JFK Airport at Resorts World New York, donde pasaría la noche antes de continuar con los vuelos del Challenge la tarde siguiente.
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